La
Conciergerie
1, Quai de l’Horloge, entrada
Boulevard du Palais, Metro: Cité
La más antigua prisión de París resuena aún
con los sollozos de Marie-Antoinette, mujer
de Luis XVI y Reina de Francia, que esperó durante cinco semanas
en su calabozo la hora inevitable de su decapitación. No
lejos de la Sainte-Chapelle, la Conciergerie atrae a los visitantes
debido a este recuerdo sombrío de la Revolución francesa.
En aquella época, se puso a más de 4000 presos
detrás de las paredes frías y anchas de esta
prisión-tribunal, en espera de su funesta cita con la
guillotina. Se puso grilletes a Robespierre y a Danton
mismos, grandes ordenadores de penas capitales, en los lugares. La
celda de la reina destituida permanece, con mucho, la atracción
que les gusta más a los turistas. Sin embargo, se
encarceló y torturó a otro preso famoso en esta
construcción: Ravaillac, el asesino del buen rey Enrique IV.
Otra curiosidad de la Conciergerie, la sala gótica de la Gente
de armas servía para los soldados de la guardia del rey.
Sumamente bien preservada, menciona perfectamente la vida de cuartel en
la época de su construcción por Philippe le Bon en el
siglo XIV. No debe olvidar visitar la sala de torturas que está
en la Torre Bonbec para experimentar un escalofrío. Fuera de la
Conciergerie, sobre la pared del Palais de Justice, esquina Quai de
l’Horloge, se encuentra aún el primer reloj público
parisiense, fabricado en 1370 y en perfecto estado de marcha.